sábado, 21 de diciembre de 2013


"Prague exhibition 1000 years of Inka gold"















En el Castillo de Praga se presentará el oro de los incas


Una insólita exposición “Oro maldito, 1000 años del oro de los incas” dedicada a la cultura de las antiguas y poderosas civilizaciones de América del Sur, se inaugurará el 1 de noviembre de 2008 en los espacios del Burgraviato Supremo.
La muestra fascinante de objetos de oro de hasta mil años de antigüedad, la instalación atrayente de piezas expuestas en vitrinas especiales iluminadas y descripción sugestiva de su uso y relatos impresionantes de la caza del oro emprendida por crueles conquistadores españoles representan una oportunidad única para conocer las civilizaciones indias de los Andes.
Las piezas procedentes del Museo del Oro de Lima, Perú, que se exhibieron hasta ahora sólo muy excepcionalmente, se presentarán en la República Checa por primera vez. El conjunto único de copas, fuentes, joyas, sugestivas máscaras y otros artefactos de oro asombran por la fantasía artística sin parangón demostrando la riqueza cultural de los antiguos incas. Son impresionantes, entre otras piezas, una réplica de cuatro metros de alto del famoso obelisco denominado El Lanzón y los objetos que ilustran ceremonias chamanistas horripilantes, cultos fúnebres igual que la vida común y corriente de los incas y otros pueblos andinos.
La exposición, de concepción atractiva, que representa el tesoro nacional peruano
*********

Yvon Norbert

Cuernavaca, Morelos.- Una exposición única, de valor incalculable, con 87 objetos funerarios encontrados en los entierros más representativos del Museo del Oro de Lima, Perú, tiene lugar actualmente en el Palacio Lobkowicz del Castillo de Praga, República Checa. Denominada "La maldición del Oro. 1000 años del Oro inca", la muestra será accesible al público hasta el 31 de mayo del 2009, por lo que coincidirá en su mayor parte con la presidencia de turno checa de la Unión Europea. El Perú patrocina este tipo de exposiciones para mostrar al mundo su patrimonio histórico, cultural y arqueológico.

Las piezas en oro expuestas, cuyos seguros ascienden nada menos que a 121 millones de dólares, es sólo una mínima parte de los más de 7 mil objetos encontrados en las excavaciones de las zonas arqueológicas del país andino. Se trata de una colección privada perteneciente al museo "Oro del Perú", fundado hace más de 40 años por Miguel Múgica Gallo. Son Objetos visuales, ornamentales, funerarios o simbólicos, como coronas, máscaras, vasos con incrustaciones de turquesa, collares, guantes que cubrían manos y orejeras en oro, que forman este rico elenco de las culturas precolombinas. Las piezas son maravillosas, de gran belleza y realmente únicas en su originalidad, perteneciendo a varios estilos de diferentes culturas indígenas andinas, como los cuspiniques, de los vicús, de los chavín o de los chimús. Es lo que hace la importancia de la exposición. Entre ellas, destaca un cuchillo ceremonial o "Tumi", de la cultura Lambayeque, que se utilizaba en las grandes ceremonias funerarias y adoración a sus dioses. Como era todo de oro no se utilizaba para fines médicos, para lo que los incas utilizaban cuchillos de cobre. Pero cabe destacar que los objetos no sólo tienen su valor material porque son de puro oro y son kilogramos y kilogramos de oro, sino que tienen un valor espiritual. Para los incas, el oro encarnaba el dios supremo, es decir El Sol. Los indígenas incas no pagaban con oro, que no tenía ningún valor material antes de la llegada de los españoles. Casi todo el oro peruano es argentífero, arriba de 20 quilates en el Norte de Perú, de 17 a 20 en la región de Batan Grande, pero de 16 a 12 en los territorios de Nazca y Cuzco.

La expansión artística de las civilizaciones peruanas alcanzó los territorios actuales del Ecuador, Guatemala y México, y las zonas norte de América del Sur, iniciando el trabajo del oro desde los siglos VIII a V antes de la Era Cristiana. La técnica y procedimiento de la "cera pérdida", utilizada en oriente pero desconocida en Europa hasta la época del Renacimiento, fue empleada ampliamente por los antiguos peruanos. Con herramientas rudimentarias repujaban, laminaban y soldaban combinando el oro con la plata, o con platino y oro de diferentes colores en la misma pieza. En los collares, vasos y otras piezas de culturas aborígenes se utilizaban perlas, esmeraldas, topacios, turquesas y amatistas, procedentes de tierras lejanas. Las lanzas, los cetros y demás objetos utilitarios eran recubiertos con láminas de oro unidas a los extremos por grampitas de oro o de cobre. En muchos casos hicieron trabajos de filigrana labrados con minuciosidad. En todos los casos, los orfebres llegaron a un alarde de refinamiento en el empleo de los metales combinados.

Para marco de esta presentación, que mejor que hacerlo en la ciudad de Praga, denominada en los folletos y guías como la "Ciudad mágica" o la ¡"Ciudad de Oro"!; y en el Castillo de Praga considerado una de las mayores fortalezas del mundo. Su fundación al borde del río Moldava, data del siglo IX; pero las ampliaciones realizadas a lo largo de los siglos, al mismo tiempo que se alternaron incendios y devastaciones, dieron el resultado del actual conjunto monumental. Por eso, se pueden apreciar en su arquitectura como en sus decoraciones interiores elementos románicos, góticos, renacentistas y barrocos, que testimonian la estratificación de diversas culturas, épocas históricas y tendencias artísticos diferentes. La galería de pinturas del Castillo contiene una interesante pinacoteca con obras de grandes artistas checos y europeos como Tiziano o el Tintoretto. En el tercer patio de las construcciones se levanta la grandiosa Catedral iniciada en 926 por San Wenceslao, terminada sólo en 1929, de majestuosas dimensiones, al interior del cual triunfa completamente el estilo gótico.

La combinación del Oro de Perú con el Oro de Praga debe resultar un acontecimiento único y espléndido, rico en valores históricos y culturales, manifestaciones artísticas aparentemente opuestas, pero a la vez unidas espiritualmente.

*El autor es miembro del Seminario de Cultura Mexicana, Cuernavaca.

No hay comentarios: